Desde antes de su estreno este 30 de abril en salas de cine de México, Marvel Studios ya intentaba posicionar a Thunderbolts (Estados Unidos, 2025), el nuevo capítulo en su extenso Universo Cinematográfico, como algo diferente y fresco. Empezando por la promesa de que ésta sería su primera película protagonizada por antiguos villanos y antihéroes, los “chicos malos” de la saga: Yelena Belova (Florence Pugh), el Guardián Rojo (David Harbour) y el Soldado del Invierno (Sebastian Stan), entre otros.
O también está el hecho de que el estudio promovió la producción colgándose del prestigio de otro, A24, citando en un tráiler que tenían a la protagonista de Midsommar (EUA, Suecia, 2019), al director Jake Schreier de la serie Beef (EUA, 2023-actualidad), o al fotógrafo Andrew Droz Palermo de La leyenda del caballero verde (EUA, Canadá, 2021).
Y a decir verdad, sí se nota un intento del estudio por hacer algo un poco distinto, pero como bien dicen: Marvel, aunque se vista de A24, Marvel se queda*.
*Nadie dice eso.
¿De qué se trata Thunderbolts de Marvel?
Thunderbolts reúne a varios antihéroes y villanos de la saga como Yelena Belova (Florence Pugh), U.S. Agent (Wyatt Russell) y Ghost (Hannah John-Kamen), quienes deben aprender a trabajar juntos para sobrevivir a un complot de Valentina Allegra de Fontaine (Julia Louis-Dreyfus), directora de la CIA.
Entonces descubren que deberán unir fuerzas para combatir una amenaza incluso mayor y, en el camino, encontrar un nuevo propósito para sí mismos.
¿Es la mejor película de Marvel?
Vamos primero con los aciertos: aunque Marvel insiste en que todo se vea deslavado y unificado visualmente con el resto de sus películas, Thunderbolts luce una fotografía mucho más cuidada en movimientos y composiciones. La acción es clara y discernible (algo que no puede presumir la última película del Capitán América) y hay imágenes que no sólo resultan agradables a la vista, sino que son expresivas para fines del relato.
El otro gran acierto es que, por primera vez en años, ésta se siente como una historia de Marvel sobre seres humanos, y no tanto sobre superhéroes. Florence Pugh es el claro centro emocional de la película, como una protagonista que busca conexión y propósito.
A lo largo de la trama, también se abordan cuestiones como el maltrato, la depresión y la adicción, asuntos sorprendentemente adultos para una película de Marvel, incluso si se quedan en la superficie, o si no todos los personajes reciben el mismo desarrollo, como el de John-Kamen. No obstante, el elenco entero –en particular Pugh y Lewis Pullman, como el misterioso personaje “Bob”– dan un peso emotivo a la narrativa incluso en sus momentos más superficiales.
También está la subtrama de la antagonista, interpretada por Louis-Dreyfus, que alude a cómo los políticos corruptos pueden aspirar a consolidar un poder coercitivo avivando las llamas de este miedo colectivo a amenazas externas. Un comentario interesante y pertinente, dado el populismo que tanto vemos ahora, pero la película tampoco va más lejos con esto.
Porque a final de cuentas, esto no deja de ser otra película de Marvel, y a veces los méritos acaban opacados por la fórmula ya conocida. En todo momento debe haber referencias a otras películas, constantemente se nos recuerda que esto pertenece a una narrativa más amplia, incluso el trasfondo de los personajes está supeditado a que hayamos visto 10 películas y cuatro series antes de esto. Si de pronto esto comienza a parecerse demasiado a la entrega original de Los Vengadores (EUA, 2012), sólo digamos que no es casualidad.
Pero con sus aspiraciones de A24, queda la esperanza, pues, de que Thunderbolts sea un paso en una dirección más interesante para Marvel Studios. Sí es una de las mejores películas de la franquicia en muchos años, sin duda. Pero ese estándar ya es muy bajo.
Como nota final, sugerimos evitar la segunda escena post-créditos: inexplicablemente, adelanta la conclusión de la próxima entrega de la saga. Advertidos están.
Thunderbolts de Marvel ya está en salas de cine de México. Consigue aquí boletos para verla.
