Parece que fue ayer cuando Anna (Lindsay Lohan) tocaba una guitarra roja y Tess (Jamie Lee Curtis) se preparaba para su boda con Ryan (Mark Harmon). Pero ya pasaron 22 años desde el estreno de Un viernes de locos, película que marcó a toda una generación. Ahora, este jueves 7, Disney finalmente lanza la secuela de esta historia sobre madre e hija que intercambian cuerpos con la divertida Otro viernes de locos.
Dirigida por Nisha Ganatra (de Música, glamour y fama), la película retoma a los personajes dos décadas después, mostrando todos los efectos del paso del tiempo. Tess sigue casada con Ryan, pero Anna no funcionó con Jake (Chad Michael Murray). Ahora es madre soltera de Harper (Julia Butters), una chica que causa problemas muy parecidos a los que Anna provocaba en su juventud.
La historia vuelve a ser divertida cuando Anna se enamora de Eric (Manny Jacinto), un viudo y padre de Lily (Sophia Hammons), la enemiga de Harper en la escuela. Por supuesto, la magia regresa y Anna, Tess, Harper y Lily intercambian cuerpos: Tess es Lily, Anna es Harper. Más que solo vivir en el cuerpo de otra persona, deben adaptarse a las nuevas generaciones.
Orígenes
Pocos saben que Un viernes de locos no es una idea original de Disney ni la versión de 2003 fue la primera adaptación. Todo comenzó en 1972, cuando Mary Rodgers publicó un libro infantil sobre madre e hija que intercambian cuerpos un viernes cualquiera. El libro fue un éxito y en 1976 llegó la primera versión cinematográfica con Si yo fuera mi madre, protagonizada por Jodie Foster. Pero el verdadero fenómeno fue 30 años después.
En Un viernes de locos, el reto fue actualizar esa historia para una nueva generación. El director Mark Waters logró encontrar el tono perfecto, mezclando comedia adolescente con rock. Ahora, Nisha Ganatra necesita repetir la fórmula: hablar con una nueva audiencia sin perder la nostalgia.
Emoción, verdad y muchas risas
El resultado vuelve a sorprender. Un viernes de locos sigue siendo mejor, claro. Pero Otro viernes de locos logra conectar con varias generaciones. La dinámica madre-hija sigue viva, las adolescentes aún se sienten incomprendidas y la química entre Curtis y Lohan sigue ahí. Se nota que ambas se divirtieron mucho al hacer esta secuela.
Los mejores momentos ocurren cuando están juntas en pantalla, interpretando a las nuevas generaciones y tratando de entender a las anteriores. Hay humor físico, pero usado con inteligencia, para generar chistes sobre el envejecimiento o la cantidad de medicinas necesarias. La guerra generacional está más viva que nunca.
Otro viernes de locos: el reto de una secuela
Aunque la película es divertida, también se apoya en muchos clichés. El equilibrio entre lo viejo y lo nuevo a veces se tambalea. Los personajes antiguos siguen presentes, mientras los nuevos luchan por destacar en una estructura conocida.
Es una secuela nostálgica que también intenta innovar. En ese tira y afloja, la repetición de ideas es casi inevitable. Aun así, hay muchas risas en el camino.
Y aunque Otro viernes de locos tiene sus fallos, la emoción y el buen humor lo mantienen a flote. Anna y Tess siguen siendo relevantes, y esta secuela supo actualizarse sin perder el corazón. Tal vez, la mejor película familiar de Disney en 2025.
