Quienes viven al margen del sueño americano – frecuentemente trabajadoras sexuales – son los protagonistas de las películas de Sean Baker, ganador de la Palma de Oro en el Festival de Cannes este año con Anora.
En Tangerine (2015), una trabajadora sexual trans (Kitana Kiki Rodriguez) recorre Los Ángeles tras el proxeneta que la traicionó. En The Florida Project (2017), que le valió a Willem Dafoe una nominación al Oscar como actor de reparto, una joven madre y su hija de 6 años (Bria Vinaite y Brooklynn Prince) viven en un motel junto a Disney. Ambas ofrecen la experiencia de acompañar a estos personajes, sin enfocarse demasiado en la trama.
Anora: Sean Baker apuesta por narrativa clásica en su nueva película
Anora depende mucho más de una historia estructurada y, solo por eso, ya es más convencional que las obras más conocidas del cineasta estadounidense. Hay rasgos de comentario social, pues Anora (la excelente Mikey Madison, de la serie Better Things) es una trabajadora sexual, específicamente una stripper, que vive en una casa modesta en Nueva York.
Cuando se involucra con el heredero de un oligarca ruso (Mark Eydelshteyn), su vida da un giro de 180 grados. Anora conoce un mundo al que nunca había tenido acceso y obviamente queda encantada. Por suerte, Iván también es divertido, cariñoso, aunque algo irresponsable.

Su relación progresa rápidamente y se casan. Los padres de Iván entran en escena, enviando primero a sus matones Toros (Karren Karagulian), Garnick (Vache Tovmasyan) e Igor (Yura Borisov, de Vagón Nº6) para anular el matrimonio.
Pero los tres no son muy competentes ni contaban con la resistencia de Ani, como prefiere que la llamen. El primer enfrentamiento resulta en una escena hilarante.
A lo largo del conflicto, queda claro que el bienestar de Anora no se toma en cuenta. Es vista como nadie, por ser pobre, mujer, stripper, y por lo tanto, no tiene sentimientos ni derechos.
Anora es la película más accesible de Sean Baker
Sean Baker tiene una habilidad única para mostrar estos personajes marginados sin condescendencia ni juicios, simplemente como seres humanos. Anora es una película prácticamente perfecta, con personajes con los que quieres pasar tiempo, actuaciones fantásticas, especialmente de Mikey Madison y Yura Borisov, y un guión con el tono preciso. El director sabe lo que hace.
Anora tiene todo para agradar al público – las proyecciones en Cannes fueron todo un evento. Es una comedia deliciosa de ver y, por eso, la cinta más digerible del director. Que haya ganado la Palma de Oro con esta película es sorprendente.
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